sábado, 30 de octubre de 2010

Belleza inocente

BELLEZA INOCENTE


Puede que un día

de mi desconfió

la imperfección,

pero ya empieza

a no ser mi yugo la belleza.

¿Sabes quién soy?

Mi nombre es rosa,

y como tú, soy efímera.

Sin embargo me miras

como quien mira al sol

cuando hace daño

y es más fácil

mirarle a la cara

al llegar el ocaso,

para despedirse de él

aun sabiendo

que nunca se va.

No quiso el atardecer ser

de sus naranjas culpable,

de sus rojos y amarillos.

Ni de sus azules el amanecer,

de sus rosas y violetas.

Tampoco lo son las flores

si despliegan su perfección

antes de presentar rendición

frente a la muerte.

Ni es el alma responsable

por parecer invisible.

Aunque si se requiere,

busco un sacerdote

y le pido confesión

se rezan tres ave maría

unos padre nuestros

y tras un acto de contrición,

si tanto lo necesitas, se pide

el más sincero perdón.

No ves cuan necesaria

es a veces la belleza.

Pregunta a la naturaleza,

imagino tu respuesta,

bella y a la vez cruel.

Impongámosle sentencia pues,

si eso te compensa,

reduzcámosla a un producto

que consumido

se pueda desechar.

Siempre hay una belleza que mata,

una belleza que muere.

Cuando el sol se despide,

los colores del valle perecen

y cuando vuelve a amanecer

son las estrellas las que mueren.

Rosa de Soto
(todos los derechos reservados)

Belleza culpable

Vino a este mundo con el nombre de Norma Jean Baker siendo hija del pecado, o al menos así se consideraba entoces al fruto de una amante soltera. Ironicamente y como si de una broma del destino se tratase su madre era montadora en unos estudios de cine, la cual la abandonó, no podía hacer otra en aquella época, y pasó de casa en casa sin tener nunca el cariño de una verdadera familia.
Con 16 años se casó, quizá creyendo que eso le proporcionaría el amor y la felicidad que no encontró en su niñez, otro espejismo más que desapareció pronto.
La adolescente Norma ya era una belleza cuando la descubrió una revista que fué a hacer un reportaje en la fábrica donde trabajaba. Y se marchó a labrarse una carrera como modelo dejando atrás la falsa esperanza de una felicidad en un matrimonio que no debió de existir.
No tardó en ser consciente de las puertas que podría abrirle su belleza y no dudó en explotarla. Su siguiente paso lo dió hacia el cine convirtiendose en Marilyn Monroe, un objeto de deseo. Pero la niña siempre estuvo allí, nunca se fué y seguía buscando el cariño y la familia que no tuvo.
Se casó varias veces sin demasiada fortuna, su último marido sería Arthur Miller, uno de los escritores más considerados por aquel entonces, tal vez Norma Jean pensó que podría hallar en ese hombre inteligente y culto la comprensión que no encontró en otros, volvió a equivocarse.
Al margen de Marilyn Monroe, Norma Jean era una mente y un alma inquieta con hambre por saber y entender, inteligente, su coeficiente intelectual era superior al de Albert Einstein. Poeta, empresaria, creó sus propios estudios en otro vano intento por demostrar que era mucho más que la rubia tonta que encarnaba en sus películas, una gran actriz capaz de interpretar otro tipo de papeles. Su pretensión no duró mucho, se encontró sola contra un mundo que no quería ver más allá.
Aquellos que si fueron sus verdaderos amigos hablaban de una mujer frágil, tímida, siempre en busca de afecto, que distaba mucho de la imagen descarada y sensual que mostraba al mundo, otro personaje más.
Y se marchó de ese mundo que no la conoció, ni la amó realmente, el amor es otra cosa, con tan solo 36 años, permaneciendo por siempre hermosa, un mito, una imagen a la que adorar sin derecho a tener un corazón y un alma, como si al poseer una belleza tan contundente que rozaba el insulto no mereciese ser a su vez un ser humano.
Ahora se publican sus cartas, sus poemas y diarios, se rescata a Norma Jean Baker, su soledad y su fragilidad, se vuelve a poner de moda y se empiezan a rodar diversas peliculas sobre su vida, varias rubias se meten en su piel para intentar contarnos quien fué en realidad, aunque nunca podrán ser la diosa en la que la convirtieron, pues para ello hay que nacer siendo una nueva Eva como solo lo supo ser Marilyn Monroe.

Good bye Norma Jean.

"Se que nunca seré feliz pero siempre seré alegre"
                                  
                                                  Norma Jean Baker alias Marilyn Monroe


Aunque se popularizó bajo el titulo "Candle in the wind" tras la muerte de lady Diana, lo cierto es que originariamente Elton John la compuso para Norma Jean haciendo posteriormente una adaptación para su amiga Lady Di.