sábado, 30 de octubre de 2010

Belleza inocente

BELLEZA INOCENTE


Puede que un día

de mi desconfió

la imperfección,

pero ya empieza

a no ser mi yugo la belleza.

¿Sabes quién soy?

Mi nombre es rosa,

y como tú, soy efímera.

Sin embargo me miras

como quien mira al sol

cuando hace daño

y es más fácil

mirarle a la cara

al llegar el ocaso,

para despedirse de él

aun sabiendo

que nunca se va.

No quiso el atardecer ser

de sus naranjas culpable,

de sus rojos y amarillos.

Ni de sus azules el amanecer,

de sus rosas y violetas.

Tampoco lo son las flores

si despliegan su perfección

antes de presentar rendición

frente a la muerte.

Ni es el alma responsable

por parecer invisible.

Aunque si se requiere,

busco un sacerdote

y le pido confesión

se rezan tres ave maría

unos padre nuestros

y tras un acto de contrición,

si tanto lo necesitas, se pide

el más sincero perdón.

No ves cuan necesaria

es a veces la belleza.

Pregunta a la naturaleza,

imagino tu respuesta,

bella y a la vez cruel.

Impongámosle sentencia pues,

si eso te compensa,

reduzcámosla a un producto

que consumido

se pueda desechar.

Siempre hay una belleza que mata,

una belleza que muere.

Cuando el sol se despide,

los colores del valle perecen

y cuando vuelve a amanecer

son las estrellas las que mueren.

Rosa de Soto
(todos los derechos reservados)

1 comentario:

  1. Hola Rosa, me ha gustado mucho el poema, la belleza, la muerte, la culpabilidad y el perdón. No se como te las has ingeniado pero ha quedado todo muy bien compuesto, me parece difícil mezclar belleza con las otras cosas.
    Besos.

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